Los chuzos
artesanales de Añana, salinas milenarias de Álava, es la última joya de la
cocina. Ya hay
cocineros que experimentan con unos sorprendentes aderezos cuyo uso se remonta
a tiempos pasados, según comenta el diario El País.
Los chuzos de Añana es una
sal elaborada de forma artesanal y recogida a mano (tiene el reconocimiento
Slow Food). Tras varios estudios es considerada como una de las mejores sales del mundo por su sabor salado y limpio de larga duración.
Las salinas de Añana son de las más antiguas del mundo. La salmuera brota de sus manantiales, el sol y el viento actúan sobre el
tamaño de las flores de sal y los salineros recogen a mano cristalitos del
suelo y chuzos que cuelgan de las vigas de madera. Estos tienen formas
orgánicas, son finas estalactitas que ahora se han convertido en un preciado
objeto gastronómico. Son escasos y únicos y la textura de los chuzos es fina y compacta, disolviéndose en la boca rápidamente. Y la sal líquida mineral, otra curiosidad de
los depósitos subterráneos de Añana, aliña ensaladas y potencia el sabor de los
alimentos de forma instantánea.
El público, además de visitar el terreno y conocer la historia y la recuperación de las salinas de Añana en el Valle Salado, también pueden acceder a sus productos envasados a través de Internet.
En el siguiente vídeo se puede ver como se extrae la sal.
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